Un unicornio lejos del inversor español

La decisión de Wallbox de cotizar en Wall Street para atraer capital institucional es respaldada por el mercado

La decisión de Wallbox de cotizar en Wall Street para atraer capital institucional es respaldada por el mercado

Cuando el azar hizo coincidir en una boda a Eric Asunción, un ingeniero industrial de Tesla, y a Eduard Castañeda, un científico del CSIC, y empezaron a hablar, nada hacía prever que esa conversación iba a ser el germen de Wallbox, una compañía catalana dedicada a proveer de soluciones de carga a vehículos eléctricos que a los seis años de su creación va a empezar a cotizar en la bolsa de Nueva York.  

El recorrido que ha llevado a Wallbox de Barcelona a Wall Street ha sido breve pero intenso. Opera en 67 países, tiene tres fábricas, dos en España y una en China, y va a abrir otra en los Estados Unidos el año que viene; da empleo a más de 500 personas en Europa, Asia y América y desde su creación ha vendido más de 100.000 cargadores para coches eléctricos.  

En esta vertiginosa expansión han tenido mucho que ver la visión de negocio de sus fundadores y las aportaciones de sus principales accionistas, entre los que se encuentran Iberdrola y Seaya Ventures, una gestora de venture capital especializada en invertir en unicornios como Cabify y Glovo.  

Los resultados de Wallbox han ido in crescendo a la par que su internacionalización. Cerró 2020 con una facturación de 24 millones de euros y este ejercicio prevé cerrar con 70 millones, que aumentarán hasta los 1.000 millones en 2025, y los 2.115 en 2027, según recoge una presentación que la compañía ha enviado a la comisión de bolsas y valores de los Estados Unidos (SEC).

Cifras que, en opinión de Darío García, analista de XTB, «vista la evolución de la compañía no es descabellado pensar que puedan alcanzar». 

Hacer las Américas 

Para lograr el plan de expansión que se han propuesto sus fundadores, la compañía necesita financiación y la mejor forma de conseguirla es cotizando en bolsa. La elegida ha sido la de Nueva York, en la que prevén hacerlo en el tercer trimestre de este año. Para ello han decidido fusionarse con Kensington Capital Acquisition, una empresa con propósito especial de compra (SPAC) que ya cotiza en Wall Street, en una operación que valora la compañía catalana en unos 1.200 millones de euros.

Con esta operación Wallbox prevé obtener una financiación de 330 millones de dólares, incluyendo una inversión privada ya suscrita de 100 millones, aportada por inversores de referencia como Janus Henderson Investors, Luxor Capital, Cathay Innovation y Kensington Capital  Partners, según han informado fuentes de la empresa.  

 «Esta operación con Kensington nos permitirá aumentar significativamente nuestro desarrollo de productos y nuestra capacidad de fabricación a medida que aumentamos las ventas a nivel global para acelerar la transición a los vehículos eléctricos», ha señalado Enric Asunción, cofundador y consejero delegado de Wallbox.   

Tras su salida a los mercados, el control de la empresa seguirá en manos de sus socios fundadores y de sus actuales accionistas que mantendrán el 78,3 por ciento del capital.  

Una buena decisión 

La cotización en bolsa del nuevo unicornio español es vista con buenos ojos por los analistas, que aplauden que haya elegido Nueva York para hacerlo porque le aporta visibilidad ante clientes e inversores de los Estados Unidos. Un país en el que se espera que las ventas de coches eléctricos se multipliquen en los próximos años.   

«Es el mercado en que más vehículos eléctricos se están vendiendo y salir a bolsa allí a través de una SPAC pondrá el foco en la compañía y facilitará que inviertan en ella inversores institucionales y corporaciones americanas muy concienciadas con la inversión responsable basada en criterios ASG. Cotizar en Nueva York supone una gran oportunidad», afirma Darío García. 

Los analistas auguran un gran potencial a Wallbox en bolsa debido a que se trata de una empresa disruptiva perteneciente a un mercado en el que habrá mucha demanda y en el que aún existe poca competencia, lo que la beneficia. Diego Morín, analista de IG, atribuye estos buenos augurios a que «los números que ha tenido Wallbox desde su creación son extraordinarios».

Además, tras la llegada de Biden a la Casa Blanca y su apoyo a la energía verde se ha producido un ‘boom’ en el sector de vehículos eléctricos, «un hecho que impulsará el crecimiento de la empresa catalana en los próximos años» y que se podría extender a su comportamiento en bolsa.  

Accesible a una minoría 

Pero quizá no todos los inversores puedan aprovecharse de esta revalorización en caso de producirse. Para Darío García, que Wallbox haya utilizado una SPAC para salir a bolsa «es una señal inequívoca de que su principal objetivo es atraer capital institucional, no minorista».

En este caso los pequeños inversores solo podrían invertir en la cotizada a través de fondos de inversión o ETF.  No obstante, García recomienda esperar al folleto que debe presentar Wallbox en la CNMV y en la SEC para saber a qué tipo de inversores se dirige.

Wallbox ha dado el primer paso. Es la única startup española que a corto plazo cotizará en la bolsa de Nueva York, lo que en opinión de los analistas puede crear escuela y animar a otras a cotizar en ese mercado. Así lo cree Darío García, para quien, «dependiendo de la empresa de que se trate puede ser una buena opción, ya que es donde más capital hay y donde más rápidamente se puede obtener financiación».  

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