El «cisne negro» del níquel

A los reguladores les resultaría más fácil detectar los riesgos si existiera un registro global de ventanilla única. Pero todo se fragmenta más

El caos en el mercado del níquel en la Bolsa de Metales de Londres (LME) ha puesto de manifiesto el fracaso de una reforma fundamental de la crisis financiera mundial para ayudar a los órganos reguladores a detectar rápidamente los riesgos de desestabilización de los mercados.

La quiebra de Lehman Brothers en 2008 y el rescate de la aseguradora AIG llevaron a los líderes del G20 a aumentar la transparencia de los derivados extrabursátiles (OTC), como los credit default swaps, haciendo que resulte obligatorio notificar las operaciones a los registros.

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