La inflación ya nos vuelve locos

La evolución de los precios impone al BCE unas preocupaciones inéditas en la historia del banco central. El GPS estaba mal calibrado...

Ilustración de la portada 1.244 de la revista Inversión

Si la política monetaria de los principales bancos centrales fuera un automóvil, la inflación sería el navegador GPS. No obstante, parece que las autoridades monetarias han caminado algo perdidas. Aunque su papel ha sido determinante tanto en la crisis financiera como en la sanitaria -proporcionando facilidades de liquidez por múltiples vías- han fallado en numerosas ocasiones en sus previsiones sobre la evolución de los precios. 

Hace diez años esperaban que sus estímulos se tradujeran en inflación. Posteriormente, sugirieron que ellos por sí solos no podrían propiciar esa elevación de precios (que normalmente acompaña al crecimiento económico) y que sería necesario el concurso de acciones de política fiscal. 

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