Hay una razón por la que los inversores particulares se han perdido la jugosa revalorización vivida por las emisiones de dióxido de carbono en los últimos meses: las dificultades para entrar en un mercado que fue diseñado a sus espaldas, técnico y difícil de entender.

Basta con echar un vistazo a los informes sobre el sector para hacerse una idea de este problema, pues en ellos abundan expresiones y acrónimos que no pueden aplicarse al análisis fundamental de otras compañías como ‘factor de reducción’, EUA o ETS.