Durante el último año, el presidente chino Xi Jinping ha obligado a los gigantes de internet del país a trabajar por la «prosperidad común» en lugar de limitarse a perseguir beneficios. 

Las medidas enérgicas en diferentes áreas del sector tecnológico ya han dado una lección de humildad a algunas de las compañías más exitosas de China, restándoles un valor de mercado del sector de hasta 1,5 billones de dólares. Aunque pocos esperan que la campaña del Partido Comunista acabe estatalizando a compañías como Alibaba Group  o Tencent, está claro que se está produciendo una transformación fundamental en la relación entre el Gobierno, los directivos de las compañías y los inversores.