Los robots impulsan la productividad

El boom tecnológico genera crecimiento incluso en economías maduras como las de Europa y los EEUU

Los robots impulsan la productividad

Los robots impulsan la productividad

La crisis del Covid-19 está acelerando un boom tecnológico con capacidad para impulsar la productividad en gran parte del mundo, generando crecimiento incluso en economías maduras como las de Europa y los Estados Unidos.

Ya sea en las cocinas de los restaurantes, en las plantas de las fábricas o en los centros de distribución del comercio electrónico, la pandemia ha acelerado la adopción de robots, de la inteligencia artificial y de otras tecnologías que, en teoría, liberan a los trabajadores de las tareas manuales o repetitivas para que se centren en una producción de mayor valor.

Al mismo tiempo, la computación en la nube y el software para videoconferencia han permitido trabajar desde casa en innumerables empresas de todo el mundo.

Con todo ello, los empleados pierden menos tiempo en desplazamientos a la oficina y, según se dice, las empresas están dando beneficios.

Un estudio publicado por el McKinsey Global Institute a finales de marzo establecía que la combinación de estas tendencias podría aumentar el crecimiento de la productividad en los Estados Unidos y Europa Occidental en aproximadamente un punto porcentual anual hasta 2024, lo que supondría duplicar la tasa de crecimiento anterior a la pandemia.

Las epidemias anteriores dejaron un legado negativo y duradero sobre el crecimiento de la productividad

Según los autores del informe, todo ello se podría traducir en un incremento del producto interior bruto per cápita, que fluctuaría entre los 1.500 dólares de España y los 3.500 dólares de los Estados Unidos.

«Esta aceleración de la tecnología es algo que parece real y sostenible», afirma Jan Mischke, socio del McKinsey Global Institute.

Los economistas de Goldman Sachs también son optimistas. En un informe del 25 de abril, estiman que tres canales de innovación tecnológica, a saber, el paso al comercio electrónico, la digitalización en el lugar de trabajo y la reubicación del capital humano y de inversión a medida que las empresas no rentables reducen su tamaño o cierran, elevarán la productividad de Estados Unidos en al menos un 2 por ciento en conjunto para 2022, con posibilidad de alcanzar hasta un 7 por ciento.

Predicciones en contra de la historia

Son predicciones ambiciosas, fundamentalmente porque van en contra de lo que se ha observado históricamente. Las recuperaciones tras las recesiones y desastres naturales suelen ir seguidas de años de escaso crecimiento de la productividad, afirma Gene Kindberg-Hanlon, economista del Banco Mundial.

Las epidemias anteriores, como la del virus de Ébola y la del SARS, dejaron un legado negativo y duradero sobre el crecimiento de la productividad, en gran medida debido a que se redujo el gasto de capital, lo que supone que las empresas no invirtieron en equipos ni en tecnologías de la información que pudieran ayudar a los trabajadores a realizar su trabajo de forma más eficiente.

Parece que durante esta pandemia está ocurriendo lo contrario. Tres cuartas partes de los casi 1.400 ejecutivos encuestados por McKinsey en diciembre preveían un repunte de la inversión en nuevas tecnologías entre 2020 y 2024, frente al aumento de gasto del 55 por ciento entre 2014 y 2019.

Una encuesta realizada por el gigante suizo de la ingeniería ABB entre más de 1.600 compañías de todo el mundo puso de manifiesto que 8 de cada 10 lugares de trabajo introducirán o incrementarán el uso de la robótica y la automatización en la próxima década; el 85 por ciento afirma que el Covid-19 ha supuesto un cambio en su actividad.

Se disparan las compras de robots

En Norteamérica, las compras de robots se dispararon un 64 por ciento en el cuarto trimestre de 2020 respecto al año anterior, según la Asociación de Industrias Robóticas.

Y lo que es aún más notable: los sectores de procesamiento de alimentos, fabricación de bienes de consumo y ciencias de la vida registraron un mayor aumento de pedidos en el año 2020 que los fabricantes de automóviles, que tradicionalmente han sido los mayores compradores de robots.

Los investigadores de Oxford Economics han afirmado que sus previsiones de 2019 según las cuales la robotización sumaría 5 billones de dólares al PIB mundial a finales de la década actual podría tener que ser revisada al alza.

Los robots dejan más tiempo libre

John Ha, fundador y CEO de Bear Robotics, una startup de Redwood City (California) respaldada por SoftBank Group, afirma que sus robots autónomos pueden realizar tareas como transportar la comida y los platos sucios entre la cocina de un restaurante y la zona de comedor, lo que favorece una mayor interacción entre los camareros humanos y sus clientes.

«Los robots dejan más tiempo libre a los camareros», comenta. «Pueden volcarse en atender al cliente.» El robot Servi de Bear ya se ha implantado en los restaurantes Denny’s de Japón y en las franquicias de restauración del estadio Toyota Center de Houston, que gestiona Levy Restaurants.

Cuando debido al Covid llegaron las restricciones y el teletrabajo para los empleados de una agencia gubernamental de Hong Kong y surgieron complicaciones para crear los mapas y planos de los edificios de la ciudad que necesitan para su mantenimiento y planificación, Insight Robotics adaptó su tecnología de análisis con IA, empleada habitualmente para la detección de incendios forestales, para así automatizar el proceso.

El personal que solía pasar horas haciendo bocetos pudo dedicar más tiempo a analizar los datos que necesita, comenta Rex Sham, cofundador de la empresa con sede en Hong Kong: «Ya no tienen que hacer una cosa que los considera robots humanos, y pueden utilizar la cabeza para hacer algo más creativo y valioso».

En cuanto al trabajo a distancia, un estudio publicado el mes pasado por José María Barrero, del Instituto Tecnológico Autónomo de México, Nicholas Bloom, de Stanford, y Steven Davis, de la Booth School of Business de la Universidad de Chicago y la Hoover Institution, concluyó que el teletrabajo aumentará la productividad de la economía estadounidense tras la pandemia en un 5 por ciento, fundamentalmente por la disminución de los desplazamientos.

Los autores encuestaron a más de 30.000 trabajadores estadounidenses y concluyeron que gracias a que la experiencia ha sido mejor de lo esperado, a las innovaciones tecnológicas y las inversiones, así como al temor persistente a las multitudes y al contagio, se reforzarán las nuevas modalidades de trabajo, aunque también apuntaron que serán sobre todo las personas con mayores ingresos quienes obtengan estos beneficios.

«Parece obvio que se apostará en mayor medida por la automatización», comenta Bloom. «No obstante, creo que resulta menos obvio el enorme cambio que viviremos para que la conectividad al teletrabajar sea mucho más potente».

Algunos podrían salir perdiendo

Un punto en el que existe un amplio consenso entre los economistas es que no todos los sectores o trabajadores se beneficiarán por igual de estas tecnologías, y, de hecho, algunos podrían salir perdiendo.

El impacto diferenciado supone que la mejora de la productividad a nivel de empresa o de industria puede no coincidir con las ganancias que se observen los indicadores del país.

«El verdadero potencial con vistas a la revolución está en el teletrabajo», comenta Robert Gordon, profesor de la Universidad Northwestern.

Gordon, cuyo libro de 2016 The Rise and Fall of American Growth sostenía que las tecnologías actuales, como el iPhone e Internet, habían sido mucho menos transformadoras que innovaciones anteriores, como la refrigeración o la fontanería interior, no ha dudado en advertir cuanto sigue: «No obstante, los ajustes en las áreas más perjudicadas por el teletrabajo, como el transporte público y los edificios de oficinas del centro, llevarán mucho tiempo a la economía».

Estados Unidos avanza más rápido que Europa

Del mismo modo, puede que algunos países salgan mejor parados que otros. En los Estados Unidos, el ritmo de crecimiento de la productividad total de los factores, una medida que tiene en cuenta explícitamente los efectos de la innovación tecnológica, pasó de una media del 0,6 por ciento entre 1990 y 1995 a casi el 2 por ciento de media entre 1996 y 2004, impulsado en gran medida por la informatización e Internet, comenta Kindberg-Hanlon, del Banco Mundial.

No todos los sectores o trabajadores se beneficiarán por igual de estas tecnologías

Sin embargo, el crecimiento de la productividad en Europa tendió a la baja en el mismo periodo por razones que incluían una adopción más lenta de las nuevas tecnologías de la información y mercados laborales más restrictivos.

«Mientras que muchas economías avanzadas están bien posicionadas para experimentar la mejora de la productividad en algunos sectores, muchas economías emergentes y en desarrollo pueden tener dificultades a la hora de disfrutar de estos beneficios debido a la escasez de personal cualificado, la falta de infraestructura como internet de alta velocidad y otros mediadores de la conectividad digital, o el escaso acceso a la financiación», afirma.

El optimismo por cuanto al incremento de la productividad se refiere puede que se atenúe una vez que conozcamos mejor la magnitud del desastre económico que ha dejado a su paso la pandemia, afirma John Van Reenen, titular de la Cátedra Ronald Coase de Economía de la London School of Economics. «Habrá algunos beneficios en materia de productividad», afirma.

«¿Tendrán la magnitud suficiente para compensar todos los costes? El jurado aún no ha tomado una decisión».

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