Evitar las prisas

EDITORIAL ● El BCE y los inversores tienen el reto de no precipitarse durante la fase de normalización de la política monetaria

Fin a una década de distorsiones. La deuda vuelve a ser deuda. La Fed ha dado el primer paso con dos subidas de tipos de interés y la inminente reducción de su balance.

El BCE seguirá pronto sus pasos, aunque el escenario europeo nada tiene que ver con el estadounidense. Todo con tal de controlar una inflación que no se tomaron en serio hace un año y ahora está desbocada.

Pero en este histórico proceso, lo que pide el mercado es que los banqueros centrales no se precipiten, que no se pasen de revoluciones en su afán por llegar a la meta antes de tiempo. Lo importante es evitar accidentes en el viaje. Y dada la fragilidad de las economías y las amenazas que aparecen, la prudencia debe guiar sus pasos.

En el caso de España, especialmente, porque el endurecimiento de la política monetaria por parte del BCE tendrá un fuerte impacto en los ciudadanos, las empresas y en el coste de la deuda.

Los inversores tampoco deben precipitarse. Los que tienen un perfil conservador llevan muchos años echando de menos el papel clave que la renta fija ha jugado tradicionalmente en las carteras. Este cambio de escenario abre una nueva etapa para este activo. Ya está de vuelta y traerá interesantes oportunidades.

Pero no hay que tener prisa en posicionarse porque los riesgos son todavía muy elevados.

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