El drama subyacente

Lograr financiación no siempre es fácil para las empresas

Wide angle view of confident Welsh businesswoman sitting at board room roundtable and mentoring young executives.

Cuando todo comenzó, allá por marzo, pocos pensamos que trece meses después, ya en mayo de 2021, estaríamos en estado de alarma (casi acabado a la espera de medidas autonómicas) y luchando contra una cuarta ola del Covid-19.

Como consecuencia de este «tiempo pandémico» a muchas empresas se les está acabando toda munición, hasta la prestada.

No se ve porque se mantienen los ERTE, porque se alargan los ICO y porque el Gobierno ha paralizado los concursos de acreedores, pero hay un drama subyacente que pronto va a aflorar.

La facturación de las empresas ha caído en media un 14,2 por ciento en 2020, más que la caída del PIB, y un 19 por ciento las pequeñas.

Los ICO amortiguan la morosidad

La media de pago de facturas se retrasó a 77 días en el 2020. La consecuencia de esta morosidad es que el 40 por ciento de las empresas españolas están ya sin liquidez y no pueden pagar a sus empleados.

Afortunadamente, el ICO ha ampliado hasta un máximo de tres años adicionales el plazo de vencimiento y hasta doce meses adicionales el periodo de carencia respecto a los inicialmente acordados.

Sin embargo, esto para muchísimas empresas no es suficiente.

La banca cerrará el grifo de la financiación

Ya son más de 453.000 empresas españolas las que están teniendo problemas solvencia y 1.360.000 van a volver a necesitar una reestructuración de los plazos de su deuda porque no tienen capacidad de cumplir con sus obligaciones con los bancos.

Ante esta situación, las empresas tienen dos vías para sobrevivir: pedir más financiación o ampliar capital metiendo nuevos inversores.

En España, el 80 por ciento de la financiación a las empresas procede de la banca, pero los bancos han cerrado el grifo por diferentes razones.

La primera es que ya tiene mucho riesgo en su porfolio de deuda y están más preocupado por salvar lo que tienen prestado que en prestar más.

Por otro lado, las fusiones bancarias están provocando, inevitablemente, una reducción del crédito. Si tiene una empresa con financiación de Caixabank y de Bankia, cuando las dos se fusionan descubren que, como un único banco, tienen demasiada exposición de deuda con su empresa y deciden, consecuentemente, reducirla.

El problema de financiar a empresas ‘zombis’

La banca española no se puede permitir hoy el riesgo de prestar a empresas equivocadas. La rentabilidad sobre el capital de la banca europea es tan solo del 1,21 por ciento, pero es que la de la banca española está siendo negativa: -0,52 por ciento.

Con los tipos a cero y muchos de sus clientes sobreendeudados, les resulta muy difícil encontrar a quién prestar sin que les proteja el aval del Estado.

Las emisiones de renta fija son la otra vía de fi nanciación como el Mercado de Capitales o el MARF, pero eso es un coto exclusivo para el selecto grupo de las grandes empresas.

Las dificultades de ampliar capital

¿Y los demás? A los demás les toca ampliar capital. Si los propietarios no tienen dinero, hay muchos otros que sí lo tienen y están deseando invertirlo en empresas privadas.

Y es normal, porque con los tipos a cero y la bolsa por las nubes, la mejor inversión son las buenas compañías privadas. Por ejemplo, el capital riesgo tiene más dinero que nunca en la historia: 1,3 billones de euros, un dinero que está ahí para ayudar a crecer a empresas privadas.

Los inversores abundan, hay más dinero buscando invertir en empresas que buenas empresas dispuestas a recibirlo.

Aunque muchos quieren apadrinar una pyme, sorprendentemente, y con la que está cayendo, hay pocas pymes que quieren ser apadrinadas.

Algunos empresarios podrán decir, como el general Custer, que prefirieron morir con las botas puestas antes de sobrevivir con otro tipo de calzado, como el deportivo, que permite llegar más lejos de una manera mucho más cómoda.

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